martes, 15 de junio de 2010

la cancha de pelota



...un deporte simplemente. Pero, muy particular personalmente, porque es lo que he practicado con el corazón durante cantidad de años, desde la niñez junto con el footbol pero no es lo mismo. Esto es superior, será por varios motivos. Por gusto. Porque es de poca gente sin ser individual, (tienen que ponerse de acuerdo dos personas solamente). Bueno, también se puede jugar individual, pero es medio aburrido. Es como darle al truco solo mano a mano con otro jugador.

Pared derecha corta, que se continúa atrás con un tapial superado por el alambre, luego el rebote, la pared izquierda que te hace aprender si o si, y luego el frontón que es el que manda.


Recuerdo algunos fines de semana, sábados o domingos en el pueblo, prendidos del rombo del alambre, en la cancha de pelota del club footbol club, frente al rectángulo de bochas. Ver esos pelotaris, forasteros, jugando maneados, con zurda siendo derechos o al revés, con revés de derecha o zurda, con una botella de cerveza en vez de paleta. O dos contra un trio. Que lindo no? Y sacar los dedos a tiempo antes de que llegue el pelotazo o alguna paleta que arrastra en el alambre. Pared izquierda, saque desde la derecha, tratando de que la pelota de la vuelta en el rinzón izquierdo y vaya hacia la puerta de entrada, después de recorrer todo el rebote lleno de curiosos dispuestos a esquivar la negrita. Cada cancha con sus mañas. Sacás zurda por más que no quieras en esta cancha, meta y dale al pique, uno tras otro hasta que se comete un error. Y cuando está entregada la redonda, un tambor, o una cacerola lo más justa posible. Seguro no llega el delantero, y si lo hace, entrega otra vez para el remate. Lindo deporte, y lindos partidos cuando salen parejos, en la categoría que corresponde. De caballeros, de darse la mano ni bien termina, por más que se jugó un mango, la cerveza o una gaseosa. Y, la "vuelta" cuando uno molesta al otro, aunque siempre hay un vivo. El resto de la semana, de pibes peloteando todo lo posible, mientras nos dejara el canchero. Y si había que barrer la cancha, lo hacíamos con gusto, además del pago con la crush. En realidad era parte de un gran juego: jugar a la paleta, barrer la cancha, buscar las pelotas perdidas, subirse a la pared haciendo equilibrio para bajar las enganchadas, buscar en lo de Deanna esquivando el perro, cada día más malo por los ladrillazos. Y terminar tarde, medio de noche porque ya era imposible ver algo. Gran diferencia con el footbol, que seguíamos entre las sombras a las patadas hasta los gritos de la vieja.