jueves, 17 de septiembre de 2009

Algo pasó en La Puntilla

Desde el puente de La Puntilla y el molino, a la izquierda podemos seguir el rio que se esfuerza para sortear los bancos de arena, hinchados por las promesas de campaña. Y así, entre las curvas llegar a la casa citiada por tamariscos y arena, cuando hay también por el agua, al cañaveral de Zabala, que ya se fué, esperando.

Como si fuéramos pájaros de mal aguero, justo en este lugar lleno de aves de todo tipo. Año 2006, en junio recalamos la primera vez dos amigos, a reconocer el lugar, a preguntar si podíamos llevar volando nuestras abejas. Pagando por instalarlas un tiempo mientras trabajaban el paisaje enorme, lleno de plantas, con flores en un momento del año, listas para ser elegidas y completar su ciclo. Tozudos; no nos achicó el camión hirviendo de bichos, casi volcado en el corral, tampoco el látigo manejado por manos expertas a centímetros de una cara, sin saber que era para un perro, ni problemas en el circuito de agua de un utilitario. Así como tampoco las heladas, los vientos ni el camino de ripio a veces intransitable.


Conocer gente sencilla, honesta, no es tan fácil. Pero nos tocó esa suerte. De reirse mucho ante los cuentos y bolazos hechos de buena gana, de festejar y aplaudir una zamba, una milonga o chacarera cantada con muchas ganas. De compartir tortas fritas recién hechas o una morcilla de chivo caliente. Un vino, una mateada, cualquier charla sobre los bichos y la flora de estos desiertos jardines.


Conocedor del paisaje, del desierto, de animales y plantas, de sus usos, de los chivos. De paisanos y caballos. Un buen tipo, un buen paisano. No porque se haya ido ahora, para que lo recordemos, sino porque era eso. Me dá mucha pena como se fué de a poco y ya no está. Pero siempre hay un consuelo, quizá ese mal aguero que le llevamos a La Puntilla, está compensado porque sus últimos tres años y tres meses lo acompañó Micaela, una nieta. Como que le tomó la posta de a poco en ese tiempo. Y nosotros llegamos unos días antes que ella.

Lugar donde circulan muchos abejeros, pero pocos se quedan. Como otro domicilio: carpa de caños y lona blanca, corral de Zabalita, sector sudoeste. La Puntilla Santa Isabel Dpto Chical Co La Pampa. Me sostiene otro consuelo: su amigo Don Pablito.

Don Enrique Zabala, me va a quedar siempre en el recuerdo.