sábado, 27 de diciembre de 2008

Un caso para el sociólogo

Antes de navidad, estando en la cola de La Anónima. Lleno de gente, no entraba más nadie, en la caja sobre el mostrador de recepción de envases y demás. Delante mío, una mujer jóven, bastante presentable, y algo bonita, con un nenito de un año, inquieto a más no poder, iba , venía. Todo el mundo simpatizando con sus movimientos. Moviéndose para buscar a su nene, que se perdía en la multitud de ruedas de carros y piernas de humanos, dejando el carro y su bolso al ojo vizor de otro cliente en la cola. Bueno, resulta, que llegamos, por fin, a la caja. El nene en ese momento por supuesto arriba de la planchada que llega hasta la cajera. Jugando con los productos que pretendía comprar su madre. No podía ser de otra forma y voltea un sachet de enjuague. Lo quiero levantar, amaga la madre, amago yo, al final lo levanta ella y lo pone en el carro. Distraidamente supongo. Entre su enorme bolso y revistas de propaganda de la misma empresa. Pasan todos los productos, entre risas , comentarios, cariños al nenito, y mientras se dispone a pagar esta mujer, con el carro a sus espaldas, ya fuera de la línea de la caja, llega otra mujer, supervisora seguro, desde el sector de envases, alertada por otra empleada y seguramente luego de un pequeño diálogo que no observé, mete su brazo en el carro, saca el sachet de enjuague y se lo lleva hacia el primer mostrador. Cosas que pasan. Olvidos. Decisiones del momento, pero que encierran toda una conducta correspondientes a una cultura establecida.
No sé si alguien más observó esta anécdota, este acontecimiento. Yo sí. No estaba soñando. Y luego de salir detrás de esta mujer, y observarla revolver dentro de su carro, ya fuera del super, me preguntaba, lo mismo que ahora en este momento: ¿qué hubiese pasado con esta anécdota si la mujer hubiese sido con aspecto humilde, no tan bién vestida, quizá con dos o tres nenitos correteando por ahí? cosas que pasan, como dice un poeta y cantor argentino. Caso para un sociólogo. Que se yo.