martes, 5 de febrero de 2008

Don Pablito Fuentes: paisano del oeste

En un relámpago hace fuego con ramas de jume y de matorro, y ya la carne se retuerce en la parrilla, ¿comer otra cosa? noo; unas bracitas y el calor de las ramas muy secas. En un rato el asado ya está listo. Y hay que comerse todo, hospitalidad del desierto.
"¿Y pa´qué queremos el río? lo único que hace, mata los animales, divide el campo, pa´cruzarlo es un problema". Setenta y pico, no se notan, la agilidad confunde pese a una operación resiente. Paisano del oeste, la puntilla, entre alpatacos y jarillas, de la crespa que abunda en su campo, entre el brea, entre el tomillo macho y la chilca, algarrobo y chilladora, entre las maras y canteras abandonadas, total la ruta ya está hecha. Corral de chivas, de chañar y de ramas de jarilla; todas las mañanas con un toque a algunas ubres y leche para los perros. Cuidando la parición, con los chivitos en ancas, de a tres arruinando el banquete de los jotes, que no esperan y se avalanzan. Hombre de a caballo, de varios caballos, de prestar campo y pastoreo, si total no hay alambrados y sobra amistad. De reirse fácil ante cuentos y bolazos, ante guitarra y algún canto, o algún relato de otros lados. De cortar postes de algarrobo, que apenas sacamos entre tres, de arreglar el molino. De sugerir una gauchada, y cómo no hacerla. "Y yo pa´que quiero más?"; un día se va a quedar, casi sin darse cuenta. Pero en eso ni se piensa, si en ir al pueblo a arreglar unos papeles, que la guía, que esto otro. Y mañana que va a capar unos potros, en lo cual es baqueano conocido. No consigue ayudantes ni para tareas sencillas, no hay gente, no les interesa, ni a sobrinos herederos. Tropillas que se pierden en el tiempo, en las marcas, y buitres nuevos que nadie los espanta.

domingo, 3 de febrero de 2008

Algo es para siempre














¿Quién sabe porqué has venido a mi vida?, quizás para compensar lo antes vivido, para entender que se pierde, y se pierde, pero alguna vez se gana. Esta vez me tocó a mí, aunque no esté definido, sé lo que se viene, lo adivino, lo siento en mi piel, en mi alma. No hay nada más lindo que lo que me tocó vivir últimamente, que las lágrimas de amor en tus mejillas, que el temblor de tu cuerpo y vibración, que el apretón de manos en la cima, que la calma posterior. Y después de todo eso comienza lo mejor. Compartir y coincidir en mucho es el destino. Se puede elegir y ser elegido.

Fueron 7 años de amor, de entrega y algunos desatinos. Nadie es perfecto, lo dijimos. Lindo corte, justo, inteligente. Fué siempre así, no nos hemos parecido. Es bueno. Es justo.



Sé muy bién que un frío agosto de hace un tiempo comencé a recorrer algo distinto, algo apacible, profundo y explosivo, algo deseado desde siempre, merecido.

Camino de la puntilla ; me gusta el lugar










¿De soledad se pueden definir estos lugares ?, no lo sé; hay soledades pero sin embargo está lleno de vida, de objetos naturales, que cortan el camino y hacen revizar. Cuantas veces parar y volver sobre las huellas, ante la duda.

Camino de la puntilla, de ripio y de cunetas, de piedras y alcantarillas, de algarrobo y de chañar, alpataco y de jarilla, de picadas y animales tranquilos y al final el fino puente y el molino. Una piedra, una planta, un recodo del rio, la tortuga y la mara en el camino y ni hablar de los bañados. Parábola de caños, carpa de plástico y de lona, suficiente para el frío que es bastante. Esquina en el corral, entrada de los bañados, divisadero de pájaros y aves de todo tipo.

¿Qué bicho es ese que canta ahora? parece un cardenal, la calandria está segura desplegando su concierto, ¿hay un canto más variado, bonito y colorido?. Pecho colorado, jilguero, y cabecitas. La viudita con el fondo oscuro de atamisque. Y al crepúsculo, sobre el corral las golondrinas en picada, escuadrón de triangulitos. A horas variadas, recorriendo el claro o cortando camino la perdiz copetona, lindo bicho, de a dos, de a cuatro, casi encima. Más allá, el desparramo del rio, que corta el paso pero no impide ver los patos de todo tipo, teros comunes y reales, gallaretas, zancudos y ganzos salvajes. A la noche estas aves tienen su concierto de trasnoche. Elevándose un poco sobre postes se ve la línea de tamariscos que señalan y adivinan el curso del río. Se pierde a lo lejos, empenetrable, sin saber y sin caballo.

Que hermosa soledad, ésta del río, de las bardas y el tomillo. Invito y desafío a ver el cielo y su infinito, en la noche con estrellas. En la noche con silencios, con conciertos de las aves, pidiendo por el agua justa.

¿Que más hace falta para inspirar una milonga, corralera, tonada u otro trino? Está todo en el ambiente; solo hay que traducirlo. Para eso están algunos paisanos, elegidos.