17 de octubre de 2008, jornada hermosa para docentes de agrotécnica, de cambio de aire, de lugar, de órdenes. 18 y 19 incluídos los viajes. Rio Cuarto, Embalse, Santa Rosa de Calamuchita, Villa Alpina, encuentro de 20 años promedio de desencuentros. Demasiado tiempo, nunca más que un asado o un partidito de futbol con piernas cada vez más duras. De pronto este año se comenzó a hablar de la montaña, del Uritorco, de ir a caminar en la montaña, se entusiasmaron, se prendieron atrás de Eduardo que es montañista y Alberto y yo, con experiencia en ese cerro, para terminar en este viaje. Hermoso, único, compañerismo, camaradería. Paisajes que le robamos a Córdoba y nos trajimos con nosotros.
El olor a resina de los pinos, la greda resvaloza del camino de ripio, las agujas resignadas en el suelo después de una granizada y el hielo durando hasta la tarde. El amague de salir hasta el puesto Lopez, cruzando el pinar, abortado viaje y calados hasta los huesos. Lástima la falta de equipo, la lluvia no molesta. Tiritando un rato a la tarde, hasta comer algo y acostarse. A la mañana cambio de planes, división del grupo, para encarar de distinta forma la llegada a la cima. Se llega fácil motorizado al Cerro Los Linderos, al ladito del Champaquí, solo el esfuerzo de la máquina. Luego una caminata con mucho entusiasmo, de media hora, trepando en parte pero satisfactorio por la cercanía de la cumbre.
Tres compañeros insistieron lo del viernes, le porfiaron a las piedras y llegaron. Gran mérito, dudábamos que llegaran todos.
