la enramada de jarilla, de chañar y de ingenio; no pasan ni los perros. Quien sabe lo que quieren, lo que buscan. "a veces salen p´al norte, a veces p´al sur", "ellas saben lo que hacen"; la cuestión que antes de la noche, la vuelta a la enramada. Y no tienen confianza con las mujeres. Misterio. Pasos seguros de donde va, hablar por lo bajo como si fuera a sus hijos, de pronto en cuclillas, pata izquierda detrás de la rodilla, manea perfecta, y los chorros de leche en el tarrito. Una caricia a sus bichos, algunos lo necesitan, la preñez avanzada, y los nervios por salir al monte esquivo. Claro, la pastura los espera, más que ramoneo es caminata, sin alambres que dividan: bichos libres, pero fieles. Respiran y comen viento me parece. El jume hecho arbolito por las chivas a metro y medio, a medio comer las chauchas de alpataco, y el susto de gramíneas escondiéndose entre espinas. Fortaleza de las mismas. El perfume de pichana y resina de jarilla.