lunes, 10 de agosto de 2009

El episodio

Después de mucho pensar, repensar y demás me decido a escribir algo sobre un asunto fundamental en mi vida, creo que motivo de algunos cambios importantes, para tratar de no desaparecer de estos lugares y en el fondo para sumar cambios y ser un poco más feliz.

El día 27 de junio del presente año, algo me pasó, dicen, que se llama ACV, accidente cerebro vascular.
Venía tratandome bastante mal la presión sistólica y diastólica los últimos tiempos, sobre todo este mes frío y seco de junio. Visitas al otorrino.. por una presión en los oidos luego de levantarme de sentado, chillido de los oidos, mediciones de presión bastante altas, en fin, síntomas que aparentemente que algo andaba mal. Visita al cardiólogo, comprobación de esos síntomas, control de la hipertensión el día 26 hasta el 27 a la mañana con un aparato solidario a mi cuerpo. Conclusión: el registro de dicho aparato no dá resultados importantes, de que haya picos de presión, ni de una historia tiempo atrás con problemas graves de esa enfermedad.

Es horrible levantarse, despertarse con los ojos casi pegados, no entender bién lo que pasa, tratar de apagar el maldito televisor y no poder, comenzar a hablar y no poder terminar las frases. Ver que los demás repiten las palabras, porque deducen que no comprendo lo que dicen. Seguir diciendo la primera parte de las frases. Tranquilidad, pero interiormente la presión seguro siguió levantando hasta límites temerarios.

Luego, la guardia de una clínica, haciéndose atender casi a la fuerza. Comprimidos, suero, arcadas, inyeciones, vómitos de bilis, somnoliencia. A las horas, silla de ruedas hasta una habitación para quedarse internado, sintiendome ya bastante mejor. En realidad no entendía bién que me pasaba, pero si que me sentía bastante bién, nada que ver con unas horas antes, y que estaba acompañado por personas queridas. Una especialmente.

Luego del alta, vinieron la tomografía computada, ecodoppler de los vasos sanguíneos del cuello, resonancia nuclear magnética del cerebro. Todo casi normal, ni secuelas del famoso y popular accidente cerebro vascular, que usualmente suele dejar recuerdos físicos.

Pero acá viene lo más jugoso de todo este asunto: los controles de presión arterial y las famosas dietas. Hoy, 10 de agosto de 2009, 43 días después del episodio, puedo decir que tengo la presión estabilizada, los datos varían entre casi 130 como máximo y 62 como mínimo. Y hubo solo una pequeña variación en los comprimidos que tomaba antes. He bajado algunos kilogramos, y lo más importante que me siento bién, comiendo totalmente en forma distinta, menos y ahora siempre sano.


Entre varias alegrías y vivencias hermosas, la visita de un amigo entrañable, que hacía rato no veía, el 28 de julio de 2009. Bujone. Esta vez inmortalizado por un historietista meticuloso. Gracias Martín ...